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Alfred Nobel: de la Nitroglicerina a la Dinamita


En 1847 el italiano Ascanio Sobrero inventó la nitroglicerina, un potente producto que resultaba difícilmente utilizable por su inestabilidad. Movimientos bruscos o cambios en su temperatura lo podían hacer detonar, lo que finalmente tornaba el producto en prácticamente inservible. En sus vitrinas la Casa del Explosivo recrea cómo era su fabricación en un taller de dos plantas: glicerina, ácido nítrico y sulfúrico, corriente de agua fría, vapores…

Alfred Nobel (1833-1896), a quien su padre había introducido en la fabricación de productos explosivos, conoció a Ascanio Sobrero y su invento de la nitroglicerina en París en 1850. En 1856 montó un laboratorio en las afueras de Estocolmo e investigó, hasta conseguirlo, cómo poder utilizar la nitroglicerina controlando sus riesgos.

Para sus trabajos fabricó un nitrador cuyo funcionamiento podemos conocer en la panelística de la Casa del Explosivo. Tiempo después Nobel llegaría a la solución: mezclar la nitrocelulosa con un material poroso que formara una pasta, fácilmente manipulable y transportable. El producto resultante, la dinamita, fue patentado por el genial inventor el 19 de septiembre de 1866 en Suecia.




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